Monte d’Accoddi: el único sitio prehistórico oriental de toda Europa
- Prof.ssa Giovanna Ciarmatori
- 18 oct 2021
- 3 Min. de lectura
Todos los apasionados de arqueología seguro que han escuchado hablar sobre las antiguas zigurats mesopotámicas. ¿Pero cúantos saben que cerca de Sassari, en Sardegna, en Monte d’Accoddi, hay una zigurat aún más antigua?
Y allí se han encontrado menhires, aras, esculturas, restos de viviendas, instrumentos y ofrendas rituales. Huellas indelebles de milenios de vida completamente desconocida que, gracias a este maravilloso sitio arqueológico, podemos por lo menos vagamente imaginar.

Un lugar misterioso
Monte d’Accoddi, hasta la mitad del siglo pasado, era considerado un montículo debajo del cual se escondía un ‘nuraghe’, típica e interesantísima construcción de la civilización nurágica, la más famosa de la Sardegna, que está cuajada de ellos. Pero las excavaciones arqueológicas han llevado a la luz una realidad bien más antigua e inimaginable.
Aquí todo es misterioso, empezando por el nombre, inicialmente incomprensible. Luego se ha establecido que Monte d’Accoddi significa ‘monte de piedras’. En realidad es alto tan solo poco metros, pero en el idioma sardo también una modesta colina es definida ‘monte’. De hecho, las piedras superficiales eran todo lo que se entreveía de un preciosísimo tesoro sepultado por el olvido.
Una zigurat dentro de otra zigurat
La historia del asentamiento prehistórico, según los arqueólogos, hubiera visto tres diferentes fases, cuyo hilo conductor ha sido siempre el carácter sagrado y la realización de rituales, probablemente relacionados con la fecundidad.
En la fase más antigua hubo una aldea. Luego, a partir del 3200 a.C., el área de culto fue señalizada por lo que se interpreta como un ara sacrifical en piedra y por un grueso menhir, una piedra de forma alargada clavada en vertical en el terreno. Los menhires son característicos de la historia más arcaica y son una probable referencia al culto fálico, pero también una señal de unión con el cielo. En Monte d’Accoddi han sido encontrados dos, uno más pequeño y oscuro, el otro, blanco, alto cuatro metros y medio.
Al final de esta fase remonta la construcción de un enorme altar con forma de tronco de pirámide, con una larga rampa lija, todo revestido con una meticulosa capa de enlucido pintado con ocre rojo. Por eso tal edificio ha sido denominado ‘Templo rojo’.
La cosa fenomenal es que tiene el aspecto de una zigurat. Las zigurats son edificios típicos del Medio Oriente; en Europa y en el Mediterráneo occidental no se conoce ninguna otra. Esta es la única zigurat de Occidente, o, por lo menos, la única conocida. Y además es antiquísima, anterior de medio milenio a la celebre zigurat de Ur. Sabemos que en su interior está presente una cámara secreta, pero no se ha podido todavía estudiarla por el riesgo de derrumbamientos.
Cuando tal primer templo fue destruido por un incendio, alrededor del 2700 a.C., fue recubierto con otro aún más grande, esta vez menos refinado, con piedras brutas a la vista. El altar mide casi 40 metros por más de 30. La poderosa rampa es larga 41,5 metros, llevando la largura total de la construcción a cerca de 75 metros. Una edificación realmente imponente, usada por quizás un milenio. En la Edad Media todavía era conocida y reutilizada, pero luego se perdió memoria, y terminó cubierta de tierra y abandonada.
Esculturas incomprendidas
También los demás restos allí son de enorme valor. Sin entrar en cuestiones académicas, a parte de los menhires podemos citas el así dicho ‘omphalós’, término griego que significa ‘ombligo’, con que nos referimos a piedras sagradas con forma esférica. Y hay también otro más pequeño, razón por la cual algunos han pensado a una simbología astronómica: el Sol y la Luna. Pero, en realidad, nadie sabe verdaderamente qué signifiquen.

Hay también estatuillas que representan ídolos femeninos y dos estelas, de las cuales una tal vez se refiere a una diosa muy estilizada. Los expertos se interrogan ya hace mucho tiempo sobretodo esto, pero ciertamente no es fácil de comprender, considerada la grandísima antigüedad y la falta de escritura.
Pero lo que está seguro es que Monte d’Accoddi es un sitio sagrado antiquísimo, asombroso y magníficamente conservado. Y es aún más importante puesto que constituye una absoluta peculiaridad. Por esto merece sin dudas ser conocido y apreciado, no solo en Italia, sino en todo el mundo.
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